Galletas de Chocoavena

Ingredientes:

1 taza de avena en hojuelas

1/4 taza de cacao en polvo sin azúcar

1 cda de crema de mani o almendras

1 banana hecha pure

Nueces trituradas (opcional puedes añadir chispas chocolate, coco, arándanos)

3 cdas de leche de almendras

Nota: El cacao es un ingrediente estimulante, por lo que se recomienda para mayores de 2 años.

Preparación:

1. Precalienta el horno a 180°C (350°F) y prepara una bandeja para hornear cubriéndola con papel encerado o una hoja de silicona.

2. En un tazón grande, añade la avena y el cacao en polvo. Revuelve bien para asegurarte de que el cacao se distribuya uniformemente entre la avena, lo que ayudará a que el sabor se mezcle mejor en cada galleta.

3. Agrega la crema de maní o almendras y el puré de banana a los ingredientes secos. Usa un tenedor o una espátula para combinar estos ingredientes, mezclando hasta que el puré de banana y la crema de frutos secos se integren con la avena y el cacao, formando una mezcla húmeda y densa.

4. Añade las 3 cucharadas de leche de almendras, una cucharada a la vez. Mezcla bien después de cada adición. La leche de almendras ayudará a unir los ingredientes, pero la mezcla debe quedar lo suficientemente espesa para que mantenga su forma al formar las galletas.

5. Si deseas, incorpora nueces trituradas, chispas de chocolate, coco rallado, o arándanos secos. Mézclalos de manera uniforme en la masa para que cada galleta tenga un poco de los ingredientes opcionales.

6. Con una cuchara grande o con las manos ligeramente humedecidas, toma porciones de la mezcla y dale forma a las galletas. Colócalas en la bandeja con papel encerado, dejando un poco de espacio entre cada una. Puedes aplanarlas suavemente con el dorso de la cuchara para que se horneen uniformemente.

7. Lleva la bandeja al horno precalentado y hornea las galletas durante 15 a 20 minutos, o hasta que estén ligeramente doradas en los bordes y firmes al tacto.

8. Retira las galletas del horno y déjalas enfriar unos minutos en la bandeja antes de transferirlas a una rejilla para que se enfríen completamente. Disfrútalas calientes o frías, según tu preferencia.